During the colonial period, these festivities helped to reinforce the religious beliefs of each person, but the ties and faithfulness of people with the Spanish Crown as well.
Though these festivities had a popular spirit, there was a huge difference between the wealthy and the common people’s way of celebrating.
We will also mention the main native religious festivities, which did not have the same origin, but were quite similar to the Spanish ones.
La vida colonial está marcada por las fiestas y celebraciones, principalmente las religiosas que en total llegan a más de 90 por año y marcan la vida social de las personas. En ellas se contribuye a reforzar la ideología oficial de la sociedad colonial, y para que esto sea más efectivo se realizan diferentes ceremonias. Como la autoridad eclesiástica es la encargada de establecer las fiestas, es la iglesia quien programa cada una de estas ceremonias, destacando que no todas tienen la misma característica; existe un código y un ritual diferente según los casos.
La característica principal de estas fiestas religiosas es su carácter público que permite la participación ya sea desde los más humildes hasta los pertenecientes a las máximas jerarquías sociales, haciendo ceremonias oficiales para la elite o un sistema de cofradía de acuerdo a pautas raciales y económicas para el pueblo. A pesar que sea de carácter popular, el trato social se encuentra sometido a formas de cortesía siendo la etiqueta primordial en estas celebraciones y se considera como insoportable afrenta no dar a los superiores el puesto que les corresponde.
La Iglesia está presente en la vida colonial en distintos aspectos, en éste caso, condicionando fuertemente la organización social y los hábitos personales. Ella ofrece el templo, el convento, la cofradía y también el motivo de esa asociación dictando normas. Es así como participa de las fiestas públicas pero no es la única que abastece estas ceremonias, ya que es el cabildo finalmente el encargado de organizar y costear las fiestas tanto civiles como religiosas destinando la mayor parte de su presupuesto anual a ellas.
El modelo que siguen las fiestas públicas en el país es el de la metrópolis española y la corte virreinal de Lima. Sin embargo Chile pasa por una pobreza a causa de permanentes catástrofes, guerras y terremotos que hace que las fiestas públicas sean mucho mas sencillas que en el caso peruano. A pesar de esto, los Cabildos y las demás autoridades civiles asumen su responsabilidad de organizar y financiar cada espectáculo festivo.
Estas festividades se caracterizan por los escenarios en los que se realizan destacando el paseo público del estandarte real, la creación de escenografías realizadas para la ocasión, procesiones, ceremonias, torneos, banquetes, obras de teatro, corridas de toro y todo tipo de regocijos populares.
Las celebraciones públicas por el acceso al trono de un nuevo monarca, el nacimiento de un heredero real o la recepción de las autoridades coloniales llegadas a Chile forman un conjunto de fiestas, que se caracterizan principalmente por un ritual cívico-religioso que legitimita a las autoridades y a las elites locales, y a la vez refuerza la ideología de la monarquía. En éstos casos se anuncia la noticia a los súbditos de las colonias americanas a través de reales cédulas, que en muchas ocasiones llegan con uno o más años de retraso, en las que se ordena realizar las ceremonias y demostraciones de alegría y fidelidad correspondientes. Aquí es cuando la comunidad local reafirma sus vínculos de fidelidad con la lejana monarquía española.
En una junta de obispos se especificó como deben manejarse las actitudes del clero y los reglamentos de diferentes situaciones que tienen que ver con manifestaciones públicas, y éstas no deben interferir en las costumbres de la época como tampoco salirse de ciertas pautas de conducta. Es así como se prohíbe en las Navidades los nacimientos ya que éstos producen grandes alborotos en los vecinos de la ciudad. También se regula el comportamiento de los clérigos prohibiéndoles jugar dados ó naipes y por ende no deben acercarse a algunas de estas casas donde se juega.
En el caso de los indígenas del norte y del Valle Central presentan características como el rendir culto a la tierra (Pachamama), a la luna que esta unida al cielo y a la vegetación, es decir, era una religión difícilmente accesible. Estas características permanecen hasta después de la conquista española. En el Imperio Inca se celebraban numerosas fiestas, entre ellas la denominada Intiraymi que era la veneración a la tierra o Pachamama, donde había danzas y cantares. Los indios celebraban la misma fiesta en la misma fecha, siendo esta para los españoles la fiesta de Corpus Cristi. Lo mismo acontecía con la celebración de la Virgen de la Candelaria que los indígenas celebraban sin problemas por el gran parecido que tenía con la fiesta de Raimi (fiesta para el sol) heredada de los Incas, en ésta fiesta:
“Los curacas o sacerdotes incas aparecían con sus mejores galas, unos traían los vestidos chapados de oro y plata y guirnaldas, sobre sus tocados otros traían máscaras, llevaban instrumentos como flautas, tamboriles, trompetas, se preparaban para esta celebración ayunando (durante tres días comían sólo un poco de maíz blanco, crudo y pocas yerbas) pasado el ayuno la noche antes de la fiesta los sacerdotes Incas designados recibían los carneros y corderos, que se habían de sacrificar y las demás ofrendas de comida y bebida que al sol se había de ofrecer, todo lo cual se prevenía sabida la gente que a la fiesta había venido, porque de las ofrendas habían de alcanzar todas las nasciones, no solamente los curacas y los embaxadores, sino también los parientes, vasallos y criados de todos ellos”[1]
Lo que ocurre para la víspera de la celebración de ésta fiesta en la casa de los dueños de algún ganado es que se sacrifica una cabeza de llama o de cordero y se ofrece a la Virgen; con la sangre del animal se asperja la tierra, se cava un hoyo y se vierte en él la sangre y luego se tapa; siendo la idea de este ritual la protección y aumento del ganado.
La finalidad de los rituales es conseguir algo de los dioses ya que la vida del indígena es inhóspita y busca transformar ésta, recurriendo a la divinidad, en la medida que ella pueda ayudar al hombre a dominar la naturaleza, de ahí el culto a los muertos, y la importancia de las huacas (variedad de objetos o seres endiosados en que el indígena rinde algún tipo de culto).
Los mapuches realizan fiestas que son rituales, pantomimas, bailes. Se recalca de éstas festividades su carácter cruel en las batallas. Celebran fiestas cuado han tenido victoria sobre los españoles; usando como instrumento los tamboriles y cornetas.
“Bailan todos moviéndose a unos mismos tiempos, encogiendo y levantando los cuerpos al mismo son que tocan, sin descomponer los brazos ni levantar los pies del suelo pasan días y noches celebrando”[2]
También uno de los motivos principales de las fiestas indígenas era la celebración de bodas. Carvallo y Goyeneche, cronista del siglo XVIII, nos relata una boda indígena:
“En una grande enramada, preparan una considerable cantidad de variedad de chichas o pulcus, i el día anterior al precitado se presenta en ella con anticipación acompañado de su familia, de sus parientes i amigos de confianza. Se matan muchas terneras, corderos, cerdos, pavos, gallinas, capones, perdices”[3]
Respecto a algunos ejemplos de fiestas religiosas específicas, existen fiestas fijas (fechas determinadas) o móviles (variaban en el curso del año), dentro de las últimas está el carnaval que se celebraba antes de la Cuaresma. Ésta fiesta tiene una estructura propia en que se repiten ciertas maneras de comportarse socialmente. Hay un tiempo social y otro religioso. Aquí se realizan una serie de actos como arrojar harina, mantear perros y gatos, colgar a la cola de estos animales diferentes elementos, arrojar agua, tirarse huevos o producir ruidos especiales. Era una época de alegría que se representaba desfilando con disfraces y había libertad para comer en forma contundente.
También se encuentra la corrida de Cristo o Cuasimodo que se celebra el primer domingo después de Pascua de Resurrección. El origen de ésta fiesta se remonta al siglo XVI. Ese día el sacerdote lleva la comunión a los enfermos, acompañado por huasos a caballo, ciclistas y carruajes adornados en un ambiente de alegría. “También se lo denomina, y con más propiedad, Correr a Cristo, con el significado de cuidar, de seguir, porque este ceremonial festivo del ámbito cultural católico se práctica a través de un recorrido que hace un sacerdote sobre un coche tirado por caballos o un vehículo motorizado, con el acompañamiento principal de una comitiva de jinetes, además de conductores de carretelas, de automóviles, de camionetas, de camiones y de bicicletas, para llevar el sacramento de la eucaristía a ancianos y enfermos impedidos de acudir a la iglesia, tanto en sectores de localidades rurales como urbanas, con predominio de los primeros”[4]
Otra fiesta es el Corpus Cristi que se celebra a fines de mayo o principios del mes de Junio. Ésta festividad era cívica, religiosa y política. Aquí se obliga a las autoridades locales y civiles militares a participar, como también a las órdenes religiosas y a los sacerdotes.
Finalmente las fiestas ocasionales eran, tal como dice su nombre, celebraciones extraordinarias organizadas por algún motivo en especial ya sea trágico o alegre.
Respecto a las celebraciones de tipo móviles destaca la Virgen de la Victoria que se celebra el lunes siguiente del domingo de Cuasimodo y el Ciclo de la Ascensión celebrada 40 días después de la Pascua de Resurrección.
Si nos centramos en el país de zona norte, a centro y a sur, podremos encontrar fiestas como la de la Candelaria que ya mencionamos anteriormente; San Bartolomé, que es el patrono de la ciudad y si hay algún vecino que no asiste a ésta celebración debe pagar una multa en dinero; la Virgen de la Merced, fiesta en la que se recorren las principales calles de la ciudad llevando objetos; Andacollo, la cual su finalidad es visitar la imagen de la Virgen del lugar; Corpus Cristi; San Pedro, que en la zona central era el protector de los pescadores, por eso le rinden homenaje; la Invención de la Cruz, que se celebra en la Capilla de Vera Cruz y se adornan las calles; el Señor de Mayo es una fiesta en conmemoración al terremoto del 13 de Mayo de 1647; Santiago Apóstol, en honor al santo y homenaje a la soberanía del rey; Navidad, que se celebra frente al pesebre; la Virgen del Rosario “ésta fiesta es, para los españoles, una de las de mayor importancia, la celebran con tanta, o me atrevo a decir, con mucha mas veneración que las de los misterios mas sagrados de nuestra religión”[5]; San Juan, que en ésta fiesta se aprovecha de realizar juegos de destreza como el Gallo Descabezado que consiste en meter a un gallo en la tierra dejándole la cabeza afuera y los competidores a caballo debían cortarle la cabeza o arrancársela con la mano; Inmaculada Concepción, “celebra esta ciudad la fiesta de su patrona i protectora con igual magnificencia que lo hace la capital del reino la de su santo titular, i tampoco han faltado competencias en ella”[6]; la Virgen del Carmen, en donde se funda la primera cofradía de nuestra Señora del Carmen de Chile; etc.
Como conclusión, es fácil darnos cuenta que la Iglesia forma parte de los más importantes acontecimientos religiosos de la época colonial. Además está ligada en gran parte a todas las actividades que se realizan en el país y se relaciona con todos los hechos sociales de la época.
También hay que destacar que la Iglesia tenía en ese tiempo tanto poder, que los sacerdotes, en las homilías, realizaban verdaderos discursos acerca de cómo debían manejarse los temas sociales, políticos y económicos.
Actualmente, la Iglesia sigue formando parte del día a día, aunque tiene que enfrentarse a un creciente desinterés de la gente por ella. A pesar de esto, siguen manteniéndose la mayoría de fiestas religiosas que se realizaban en la época colonial, pero no así los mismos elementos, o lugares de encuentro.
BIBLIOGRAFÍA
http://www.memoriachilena.cl/mchilena01/temas/index.asp?id_ut=fiestasreligiosasyritospoliticosenchilecolonial
Kuncar, Josefina Bárbara. Fiestas y diversiones coloniales durante el siglo XVII. Tesis de Licenciatura en Historia, Pontificia Universidad Católica de Chile, 2000.
http://www.naya.org.ar/congreso2004/ponencias/marcela_rocca.htm
http://www.ub.es/geocrit/sn-94-106.htm
[1] Gracilazo Inca de la Vega “Comentarios Reales” Pág. 47
[2] Alonso González de Najera “Desengaño y reparo de la guerra de Chile” Colección de Historiadores de Chile y Documentos relativos a la Historia Nacional, Tomo XVI, Ercilla Santiago 1889, Pág. 55
[3] Carvallo y Goyeneche “Descripción Histórico Geográfico del Reino de Chile”, colección de Historiadores de Chile y Documentos relativos a la Historia Nacional, Tomo X, Santiago 1876, Pág.159
[4] Dannemann, Manuel “Enciclopedia del folclore de Chile”. Santiago de Chile, 1998: Editorial Universitaria, pág. 109
[5] Amadeo Frezier Op. Cit. Pág. 96
[6] Carvallo y Goyeneche Op. Cit. Pág 85